Escribió alguien de onda
Después de leer esa parte en particular quise razonar para tratar de ubicar en tiempo y espacio desde cuándo me acompaña la idea fija del famoso Príncipe Azul. A ver, resulta que desde que tengo memoria (siempre fotográfica) la bendita idea ha estado presente, comprensible si tengo en cuenta que nací en un país donde existe monarquía y si a eso le sumo que crecí entre artistas, locos y bohemios, pues nada, la pregunta sería ¿cómo dejar de pensar en que "probablemente" existen y que alguno de ellos será para mí?.
Pienso que todo inicia así, desde que nacemos los adultos tienden a des-ubicarnos, azul para los varones y rosa para nosotras, en todo, vestuario, el color de la habitación, accesorios, etc. Buen o mal comienzo así funciona. Pero el tiempo pasa y la venda cae de los ojos, aprendemos o nos enseñan (por lo general a las malas) que el famoso príncipe existe, sí, pero en los cuentos de hadas solamente; las mujeres comunes y silvestres, como yo, tendremos que aceptar a más de un plebeyo y quedarnos sentadas esperando a que se convierta en un príncipe, mientras tanto "algunos" de ellos tan queridos y de la forma más precisa posible nos recordarán que cuando a nosotras nos leían La Cenicienta o Blanca Nieves y los siete enanitos a ellos les fascinaba imaginar cómo sería poder ser el lobo para que después de devorarse a la abuelita fuese Caperucita Roja el postre.
Ya se terminó la gracia del anterior párrafo, me rayé, recordé que hay sentimientos superados por la propia realidad, estando así las cosas concluyo que he tenido el honor de tener en mis filas a tres dignos aspirantes al príncipe soñado y hasta alucinado; sin corcel, corona ni reino me han hecho tremendamente feliz, de una u otra forma me han marcado, son el referente ideal y gracias a ellos hoy sé lo que quiero y no para mi vida.
1. Insuperable
Respecto a comerme el postre antes de la cena, tipo onces antes del recreo... jajaja. Nunca digo de ésta agua no beberé pero tengo presente esto: año 2001. Bogotá. Universidad Nacional, Auditorio León de Greiff, Conferencia "Educación para el amor". No tengo presente el nombre del conferencista pero perfectamente recuerdo el ejemplo del vaso con agua, hablaba del cuerpo como santuario y mientras lo hacía pidió que rotaran un vaso con agua entre los asistentes, algunos bebían, con o sin asco, hasta que un chico se levantó y le dijo que no lo haría, el conferencista le pidió que explicara las razones que tenía para no hacerlo, cuando este terminó retomó el tema, en palabras sencillas decía que de cada uno de nosotros dependía la forma en que quisiéramos beber del vaso o el tipo de agua que nos gustaría consumir.
Es un tema de libre albedrío, cada cual maneja su vida como quiere, sin embargo, dejo algunos interrogantes que he llegado a plantearme y depende de cada uno la forma en que los responda.
Si por curiosidad o porque pueden las ganas se prueba el agua ¿sigue el vaso igual o de repente todo se convierte en un ciclo en el que cualquier agua lo llena o vacía?
No olvidemos que a pesar de ser agua también hace burbujitas ¿y si una de tantas crece y por casualidad el agua era pasajera?
Muchos querrán probar del vaso en el menor tiempo posible, lo cual no garantiza nada ¿no es mejor esperar? al menos si se prueba o no existe la madurez suficiente para asumirlo.
Etc. Etc. o no termino nunca. Finalizando ¡Qué orgullosa y feliz soy de no haber caído en las fauces de nadie, algunos podrán recordarme de la forma que quieran pero jamás decir que ésta agüita la probaron!. ¡He dicho!
Nota 1. Cada cabeza es un universo diferente, entonces para qué entrar en detalles de lo que significa para una mujer el Príncipe Azul.
Nota 2. Gracias Bleu por darme ideas, entre el postre antes de y la abstinencia, preferí el tema conocido. Otra cosa si escribes por ejemplo sequía o en algunos años (ojalá no muchos) verano permanente. jajaja