domingo, 26 de abril de 2009

El hospital de los locos de amor


Siento tantos deseos al verte, deseos de poseerte y tenerte conmigo, para siempre para nunca más olvidarte. ¿Qué me pasa santo dios, por qué este sentimiento de ardor y repulsión al mismo tiempo? Cuanto te quiero, pero tengo un temor extraño que me impide tocarte. Un temor lejano e inexplicable. Siento que tocarte sería destruirte, te veo como una muñeca tan débil, tan pequeña, tan pura y tan inocente. Pero te quiero, te quiero mucho, y sé que también sientes lo mismo. Pero eres la mitad de mi tamaño, y al agarrarte con mis manos de hombre gigante pareciese que estuvieses tan chica al lado mío que tocarte parece un sacrilegio. Me trae recuerdos, me recuerda que también soy niño. Tocarte me produce repulsión, un sentimiento oscuro, como si algo me dijese que lo que estoy haciendo no está correcto, está prohibido, como si alguna voz me estuviese gritando que pare, que me detenga, y que todavía hay tiempo para olvidar esta locura repentina. No, yo también soy niño, pero tú eres tan chica a mi lado, que mi tamaño dobla al tuyo. Tengo miedo de tocarte, el miedo a sentirme viejo a pesar de tener tu misma edad. Yo ya soy grande, y tú todavía no, que te ves tan dulce y pura a mi lado que yo me veo reflejado en ti como una bestia monstruosa que posee, engulle y escupe. No quiero seguir, pero ya empecé y detenerse ahora es difícil, a pesar de escuchar los gritos internos que me ordenan que pare, siento el sentimiento físico del placer mezclados con la voz alegre del amor provisorio. Me recuerdas que todavía soy un chaval, niña, me recuerdas que todavía no somos grandes, que somos niños precoces haciendo el amor.

No quiero tener esa imagen en mi cabeza, no quiero sentir que te induje a todo esto, no quiero pensar en los recuerdos que tendré en veinte, quizás treinta años más. No sé si echarme a morir contigo, o abandonarte para siempre en un intento insignificante e innecesario de olvidar esta aventura loca y sin sentido. Abrazarte es casi como sufocarte, tan delicada que eres niña, porqué me haces sentir así, como niño travieso cometiendo pecado. Te quiero y tú me quieres, eso lo sé, y eso todo lo hace perdonar. No importan los siglos, no importa la historia, sólo importa este momento, el momento en que te tengo, en que tú me tienes, y nos olvidamos de todo, sólo concentrándonos en este precoz y silencioso ardor. Pero miro, intento cerrar los ojos, pero no puedo, tengo que mirarte y aceptar, somos jóvenes, aunque parezca yo viejo, somos jóvenes. Siento el calor repentino de la brisa que llega desde la ventana. Es el calor hipócrita de la ciudad invernal. Esa ciudad que emerge edificios modernos y erige calles en donde caminan mentes con distintas películas a ser proyectadas. Películas de odio, de amor, de guerra, y de sexo. Es cosa de uno decidir que película ver, yo decido ver la tuya, niña, ver tu película en donde tú eres la estrella principal, la estrella que me seduce, y que deja ser seducida. Hay veces que quiero salir de este cine, porque tu imagen me quita el aire, me sofoca en un calor falso. Prefiero viajar, estar lejos de ti, para viajar llevándote a mi lado, viviendo como siempre, olvidar este momento, olvidar esta película, devolver las entradas ya perforadas. Te quiero niña linda, pero siento que quererte está prohibido. Te dejo sola esta noche mejor. Mañana es otro día, mañana veremos si la noche invernal de calor nos seduce nuevamente o si es mejor dejar todo atrás y enterrar lo vivido en un florero de flores negras.

La quería era cierto, pero ahora estaba muy loco para recordarlo. Ese niño está enfermo, fue el veredicto de todos los doctores, y enfermo realmente estaba, pero no era una locura temporal. Era una locura profunda y estructural. Lo que significa eso, el niño no lo sabía, sólo repetía su historia día tras día. La misma que le daba vida para seguir viviendo en esa cárcel de desamparados que deambulaban como locas sombras por pasillo tras pasillo siendo perseguidos por estigmas y ardientes pesadillas de amor. Eran los locos de amor los que permanecían en esa institución, no eran los locos corrientes, aquellos heridos con flechas comunes, estos eran locos envenenados, casi degollados por una incesante herida que se traducía en profundas hemorragias de sentimientos. Era el mar de desolación el que los engullía. Cada uno viviendo su propio trauma, cada uno encerrado en sus propios recuerdos, en su propio mundo pequeño. Un mundo estrafalario que los abducía de la realidad común. Era por eso más que nada que eran llamados locos. Pero no eran locos, eran apenas presos inocentes de un mundo único. Eran seres inteligentes, creativos, y singulares, por eso los encerraban, por el motivo de ser únicos. No cualquiera puede inventar su propio mundo, eso requiere imaginación, requiere sentimiento, y también requiere cierto grado de falsa inocencia. Esos eran los locos del hospital de los locos de amor. Un hospital donde las penas circulaban, penas que hacían que los recuerdos penaran la mente de su progenitor. Era quizás el lugar más melancólico del mundo, era el lugar de las penas de amor. Esas penas no se solucionaban, y era eso lo que las hacía tan profundas. Eran penas que enloquecían, que no lograban desaparecer, y que degustaban el placer de rondar las mentes de sus alocados inventores...


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A veces huyo



A veces huyo
por intrincados caminos
construídos de palabras,
que me llevan
a los páramos de nadie.

Durante breves momentos
siendo este precario puente
hacia los otros,
con las palabras
que me crecen como ramas
en la boca,
y me sacan
de mi silueta
de animal desnudo.

Desde esta orilla solitaria
agito mis palabras mínimas
como banderas blancas
entregadas a un sueño,
y por algún tiempo
logro fugarme
en las palabras,
hermosas.

Carmen Matute

Mucho más grave



Todas las parcelas de mi vida tienen algo tuyo
y eso en verdad no es nada extraordinario
vos lo sabes tan objetivamente como yo.

Sin embargo hay algo que quisiera aclararte,
cuando digo todas las parcelas,
no me refiero sólo a esto de ahora,
a esto de esperarte y aleluya encontrarte,
y carajo perderte,
y volverte a encontrar,
y ojalá nada más.

No me refiero a que de pronto digas, voy a llorar
y yo con un discreto nudo en la garganta, bueno llora.

Y que un lindo aguacero invisible nos ampare
y quizás por eso salga enseguida el sol.

Ni me refiero sólo a que día tras día,
aumente el stock de nuestras pequeñas y decisivas complicidades,
o que yo pueda creerme que puedo convertir mis reveses en victorias,
o me hagas el tierno regalo de tu más reciente desesperación.

¡No!
La cosa es muchísimo más grave.

Cuando digo todas las parcelas
quiero decir que además de ese dulce cataclismo,
también estás reescribiendo mi infancia,
esa edad en que uno dice cosas adultas y solemnes
y los solemnes adultos las celebran,
y vos en cambio sabes que eso no sirve.

Quiero decir que estás rearmando mi adolescencia,
ese tiempo en que fui un viejo cargado de recelos,
y vos sabes en cambio extraer de ese páramo,
mi germen de alegría y regarlo mirándolo.

Quiero decir que estás sacudiendo mi juventud,
ese cántaro que nadie tomó nunca en sus manos,
esa sombra que nadie arrimo a su sombra,
y vos en cambio sabes estremecerla
hasta que empiecen a caer las hojas secas,
y quede la armazón de mi verdad sin proezas.

Quiero decir que estás abrazando mi madurez
esta mezcla de estupor y experiencia,
este extraño confín de angustia y nieve,
esta bujía que ilumina la muerte,
este precipicio de la pobre vida.

Como ves es más grave,
Muchísimo más grave...


Porque con estas o con otras palabras,
quiero decir que no sos tan sólo,
la querida muchacha que sos,
sino también las espléndidas o cautelosas mujeres
que quise o quiero.

Porque gracias a vos he descubierto,
(dirás que ya era hora y con razón),
que el amor es una bahía linda y generosa,
que se ilumina y se oscurece,
según venga la vida,
una bahía donde los barcos llegan y se van,
llegan con pájaros y augurios,
y se van con sirenas y nubarrones.

Una bahía linda y generosa,
Donde los barcos llegan y se van
Pero vos,
Por favor,
No te vayas.


Mario Benedetti

No estarás sola

 
No estarás sola,
vendrán a buscarte batallones de soldados
que a tu guerrilla de paz se han enrolado.
Y yo en primera fila de combate
abriendo trincheras
para protegernos, mi guerrillera.
 
No estarás sola,
te saludarán a tu paso en mil idiomas, con mil lenguajes,
la gente a la que despertaste en cada viaje,
los que dormían en las calles,
a los que preguntaste,
por su esperanza, por su desastre.
 
No habrá distancias
que no cubra cualquier hombre que te busque.
No habrá rincón en que tu nombre no se pronuncie.
No habrá misterio o duda en que tu presencia no luzca,
faro solidario en ausencia de paz,
en tiempos difíciles Estrella Polar.
 
Sola nunca, nunca estarás.
 
No estarás sola,
siempre habrá quien se parta en dos en cada despedida,
quien te de aliento cuando te des por vencida.
Tu revolución llenará sonrisas,
yo la incorporé a mis aperos de trabajo, a mi vida.
 
Clava hoy tus raíces en mí.
Quién pudiera retenerte en Madrid.
Visitaremos lugares a los que hemos ido antes juntos,
antes de conocerte,
antes de encontrarte.
 
No estarás sola,
siempre habrá quien te ayude a hacer las mudanzas,
quien te regale manos flores presencias sin pedir nada.
Y allí estaré para amarte,
y aunque no esté,
allí estaré para amarte.
 
No estarás sola.
No, no estarás sola.
No estarás sola.
 


Sueña






Caen tus ojos agotados de ser,
los testigos de tantas sorpresas,
ventanas sabias que decides cerrar,
a las luces de fieras tormentas...

Sueña, cuéntame historias de almohada,
juega, mientras te dejas llevar,
buscas en la oscuridad,
aún tienes un sitio donde echarte a soñar...

Entran nerviosos por la puerta de atrás,
cuando al aire se le oye silbar,
van disfrazados para el gran carnaval,
esa fiesta que dan en tú honor...

Juegan acariciando tu espalda
sueña sobre ese cálido mar
si aún pudieras elegir ¿cuál de entre tus sueños soñarías por mí?
el deseo que jamás cumpliste...

Si aún tienes un sitio donde echarte a soñar...

Sueña, cuéntame historias de almohada,
juega, mientras te dejas llevar,
buscas en la oscuridad,
¿cuál de entre tus sueños soñarías por mí?
el deseo que jamás cumpliste...


Si aún tienes un sitio donde echarte a soñar...

Caen tus ojos y un instante después
en tus sueños has vuelto a nacer...

Si te dicen que caí


Dreamcatcher


◘•◘•◘



Que el camino salga a tu encuentro. Que el viento siempre esté detrás de ti y la lluvia caiga suave sobre tus campos. Y hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te sostenga suavemente en la palma de su mano. Que vivas por el tiempo que tú quieras, y que siempre quieras vivir plenamente.

Recuerda siempre olvidar las cosas que te entristecieron, pero nunca olvides recordar aquellas que te alegraron. Recuerda siempre olvidar a los amigos que resultaron falsos, pero nunca olvides recordar a aquellos que permanecieron fieles. Recuerda siempre olvidar los problemas que ya pasaron, pero nunca olvides recordar las bendiciones de cada día. Que el día más triste de tu futuro no sea peor que el día más feliz de tu pasado.

Que nunca caiga el techo encima de ti y que los amigos reunidos debajo de él nunca se vayan. Que siempre tengas palabras cálidas en un anochecer frío, una luna llena en una noche oscura, y que el camino siempre se abra a tu puerta.
Que vivas cien años, con un año extra para arrepentirte. Que el Señor te guarde en su mano, y no apriete mucho su puño. Que tus vecinos te respeten, los problemas te abandonen, los ángeles te protejan, y el cielo te acoja. Y que la fortuna de las colinas irlandesas te abrace.

Que las bendiciones de San Patricio te contemplen. Que tus bolsillos estén pesados y tu corazón ligero. Que la buena suerte te persiga, y cada día y cada noche tengas muros contra el viento, un techo para la lluvia, bebidas junto al fuego, risas para que te consuelen aquellos a quienes amas, y que se colme tu corazón con todo lo que desees. Que Dios esté contigo y te bendiga, que veas a los hijos de tus hijos, que el infortunio te sea breve y te deje rico en bendiciones. Que no conozcas nada más que la felicidad. Desde este día en adelante, que Dios te conceda muchos años de vida, de seguro Él sabe que la tierra no tiene suficientes ángeles.


*****

 


Mis no 15 min.


Puedo asegurarte que moví todos mis contactos pero no pude hacer que “Juazz” te lo recitara, entonces dije quizás no le disguste escuchar este fragmento de Rayuela en la mismísima voz de Cortázar...

Sorprenderte a vos es tan tan difícil más cuando se carece de originalidad… Si fuera original te enviaría una tarjeta que diría algo así...

“Te espero en la cumbre del Aconcagua… ¡no faltes¡… Azul.

¡aja! … por compartir un metro cuadrado con tu amistad olvidaría mi vértigo y escalaría sin una sola queja, seguramente llegaría tarde y no por esa maniática costumbre de hacerlo sino por no saber el oficio de escalar, el frío sería tan insignificante más cuando se tiene mucho porque brindar y ahí en entre tanto silencio entre nuestros ecos nos despojaríamos de todo aquello que ahora se ve tan pequeño, todos esos arrogantes malestares que se quedaron en el camino solo serían un gran peso menos. Lo único que no haríamos es cantar, eso sería la causa de una gran y devastadora avalancha, a mi gusto prefiero bajar como subí, con mis dos pies y no a de 100 km. por hora…

La originalidad no es una de mis virtudes es por ello que solo tenés que conformarte con un pedido público para que seas mi amiga por siempre y para siempre…

Gracias por ese 2 de febrero y sus fraccionados quince minutos …

Te quiero muchooo (L) .. de AzuL /ohhhhhh/

XXIII


¡No te rindas!



No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.

Porque no estás solo, porque yo te quiero...

Mario Benedetti

♥♦♣♠♥