miércoles, 2 de diciembre de 2009

Un encanto delicioso



¡Soy tuya, soy ajena, soy de nadie!

Si dentro de diez años me preguntan por ti, tendré que aguardar un momento para rescatar tu imagen. Tendré que volver a caminar mis pasos para encontrarte en mis recuerdos. Registraré entre tantas cosas ocurridas y olvidadas, y te hallaré sonriendo sobre una pradera de mi mente donde jamás se oculta el sol y donde las aves dan volteretas entre las nubes: las penetran y vuelven a salir, como cosiéndolas con hilos transparentes. Y aun llegado ese instante, no responderé a la pregunta. Seguiré callando.

Caminaré por mi memoria y, un poco aturdido, abriré la puerta donde te hallas. Te veré feliz y, a veces, preocupada por cosas insignificantes. Recordaré tu optimismo terco y tu cabello castaño, a veces corto y rizado y a veces largo, siempre sedoso, y tus dientes que no dejan de exhibirse. Te veré con angustias elementales que transfiguran tu rostro y te muestran tan frágil. Recorreré tus gestos, tu cuerpo pequeño y tus manos infantiles. Volverán tus enfados y esa forma tuya de ser tan posesiva, y tus cejas y tus dedos de arañita débil. Tus huesos también se harán presentes, y tus codos, y por fin hablarán esos lugares tuyos que no decían una sola palabra pero que sí me prestaban tanta atención.

Si me preguntan por ti dentro de diez años, estoy seguro que no podré contestar de inmediato. Aún en silencio, recordaré nuestros sueños blandos y duros, y sufriré de nuevo por tus angustias ya calmadas. Y recobraré el sabor salado de tus felicidades y de tus tristezas, y retornará a mí tu imagen bañándose en experiencias muy dulces o marchando a salticos sobre el agua de un estanque. Tal vez te vea de rodillas, con las palmas juntas y mirando al cielo. Quizá te vea rezando una vez más así, en un templo budista, como jamás te vi hacerlo. Tus manos estarán unidas por el fervor de quien ruega soluciones a problemas sencillos, o salidas a laberintos creados por uno mismo, o felicidad para un mañana que nunca llega (o que ya llegó y uno no se atreve a enfrentarlo).

En diez años, cuando me lo pregunten, lo más probable es que ni siquiera seamos nosotros mismos. Quizá, como yo, tú seas también una persona distinta, ojalá más feliz. Sin embargo, callaré todavía a quien me interrogue por ti. Volveré a ver tus pies diminutos y ese sitio perfecto que tienes en el rostro y que no mide más de seis o siete milímetros cuadrados de piel, situados en todo el centro de tu pómulo derecho. Y sólo entonces, recordaré que lo que más me gustaba de ti era tu imperfección; la deficiencia de ser endeble cuando era necesario ser fuerte, o de ser dura cuando era preciso ser tierna, o de ser amarga cuando valía la pena destilar dulzura. Tantas cosas equivocadas, imperfectas. De modo que otra vez me haré la pregunta que nunca pude responder: ¿cómo es posible que en ella tantas imperfecciones se mezclen de manera tan perfecta, tan maravillosa?

Si en diez años me preguntan sobre ti, volveré a ser un hombre silencioso, melancólico y hasta aburrido. Porque, aunque tenga mucho por decir, preferiré callar. Mientras tanto, tus gestos estarán tan presentes que incluso haré esfuerzos vanos por alcanzarte con mis manos. Y por primera vez me daré cuenta de lo mucho que te quise decir y nunca te dije, y recordaré tus labios entreabiertos que se comieron tantas palabras que no pronunciaste. Me acordaré de los millones de minutos compartidos en completo silencio, donde sólo se encontraban nuestras presencias calladas en continua tibieza.

Claro, cuando me pregunten por ti, recuperaré del pasado todo lo bueno, porque, dentro de diez años, habrá demasiadas cosas terribles por olvidar. Tus imágenes se irán tornando firmes a cada momento y te sentiré de nuevo junto a mí aunque estés tan lejos. Mi pasado se convertirá en una sola línea, en medio de la cual aparecerá tu rostro, impreciso por el mareo que produce escarbar en la memoria las cosas opacadas por los años. Sí, no lo dudes. Me agitaré un poco, mi cuerpo tal vez sude de recuerdo por encontrarse vacío de ti, pero a pesar de todo, desde el rincón de mi mente donde vives, me despertarás una sonrisa.

Cuando me interroguen por ti, quizá me asalten unas ganas enormes por volver a verte. Pero estarás tan lejos y seremos tan distintos. Y no obstante, volveré a sentir tus manos delgadas jugando con mi cabello y acariciando estas manos, las mías, que estarán más arrugadas dentro de diez años.

Callaré por mucho tiempo ese día que me pregunten por ti. Y no tendré que hacer esfuerzo alguno por recordarte, ya que nunca has salido de mí. Tuve que atraparte en mi memoria y, por eso, cuando no te dabas cuenta, yo abría mis ojos para capturarte toda y para quedarme con tu imagen para siempre. Por eso jamás estarás lejos y, cuando insistan en preguntarme sobre ti, mediré muy bien mis palabras, para que no comiences a evaporarte de mi mente, ni se desgaste tu sonrisa compradora.

Si me interrogan sobre ti con rabia porque no contesto, dentro de diez años reiré de nuevo porque te tengo a mi lado todavía y diré con serenidad que tú eres un encanto. Sí, un encanto delicioso.

Alexander Prieto Osorno

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A veces huyo



A veces huyo
por intrincados caminos
construídos de palabras,
que me llevan
a los páramos de nadie.

Durante breves momentos
siendo este precario puente
hacia los otros,
con las palabras
que me crecen como ramas
en la boca,
y me sacan
de mi silueta
de animal desnudo.

Desde esta orilla solitaria
agito mis palabras mínimas
como banderas blancas
entregadas a un sueño,
y por algún tiempo
logro fugarme
en las palabras,
hermosas.

Carmen Matute

Mucho más grave



Todas las parcelas de mi vida tienen algo tuyo
y eso en verdad no es nada extraordinario
vos lo sabes tan objetivamente como yo.

Sin embargo hay algo que quisiera aclararte,
cuando digo todas las parcelas,
no me refiero sólo a esto de ahora,
a esto de esperarte y aleluya encontrarte,
y carajo perderte,
y volverte a encontrar,
y ojalá nada más.

No me refiero a que de pronto digas, voy a llorar
y yo con un discreto nudo en la garganta, bueno llora.

Y que un lindo aguacero invisible nos ampare
y quizás por eso salga enseguida el sol.

Ni me refiero sólo a que día tras día,
aumente el stock de nuestras pequeñas y decisivas complicidades,
o que yo pueda creerme que puedo convertir mis reveses en victorias,
o me hagas el tierno regalo de tu más reciente desesperación.

¡No!
La cosa es muchísimo más grave.

Cuando digo todas las parcelas
quiero decir que además de ese dulce cataclismo,
también estás reescribiendo mi infancia,
esa edad en que uno dice cosas adultas y solemnes
y los solemnes adultos las celebran,
y vos en cambio sabes que eso no sirve.

Quiero decir que estás rearmando mi adolescencia,
ese tiempo en que fui un viejo cargado de recelos,
y vos sabes en cambio extraer de ese páramo,
mi germen de alegría y regarlo mirándolo.

Quiero decir que estás sacudiendo mi juventud,
ese cántaro que nadie tomó nunca en sus manos,
esa sombra que nadie arrimo a su sombra,
y vos en cambio sabes estremecerla
hasta que empiecen a caer las hojas secas,
y quede la armazón de mi verdad sin proezas.

Quiero decir que estás abrazando mi madurez
esta mezcla de estupor y experiencia,
este extraño confín de angustia y nieve,
esta bujía que ilumina la muerte,
este precipicio de la pobre vida.

Como ves es más grave,
Muchísimo más grave...


Porque con estas o con otras palabras,
quiero decir que no sos tan sólo,
la querida muchacha que sos,
sino también las espléndidas o cautelosas mujeres
que quise o quiero.

Porque gracias a vos he descubierto,
(dirás que ya era hora y con razón),
que el amor es una bahía linda y generosa,
que se ilumina y se oscurece,
según venga la vida,
una bahía donde los barcos llegan y se van,
llegan con pájaros y augurios,
y se van con sirenas y nubarrones.

Una bahía linda y generosa,
Donde los barcos llegan y se van
Pero vos,
Por favor,
No te vayas.


Mario Benedetti

No estarás sola

 
No estarás sola,
vendrán a buscarte batallones de soldados
que a tu guerrilla de paz se han enrolado.
Y yo en primera fila de combate
abriendo trincheras
para protegernos, mi guerrillera.
 
No estarás sola,
te saludarán a tu paso en mil idiomas, con mil lenguajes,
la gente a la que despertaste en cada viaje,
los que dormían en las calles,
a los que preguntaste,
por su esperanza, por su desastre.
 
No habrá distancias
que no cubra cualquier hombre que te busque.
No habrá rincón en que tu nombre no se pronuncie.
No habrá misterio o duda en que tu presencia no luzca,
faro solidario en ausencia de paz,
en tiempos difíciles Estrella Polar.
 
Sola nunca, nunca estarás.
 
No estarás sola,
siempre habrá quien se parta en dos en cada despedida,
quien te de aliento cuando te des por vencida.
Tu revolución llenará sonrisas,
yo la incorporé a mis aperos de trabajo, a mi vida.
 
Clava hoy tus raíces en mí.
Quién pudiera retenerte en Madrid.
Visitaremos lugares a los que hemos ido antes juntos,
antes de conocerte,
antes de encontrarte.
 
No estarás sola,
siempre habrá quien te ayude a hacer las mudanzas,
quien te regale manos flores presencias sin pedir nada.
Y allí estaré para amarte,
y aunque no esté,
allí estaré para amarte.
 
No estarás sola.
No, no estarás sola.
No estarás sola.
 


Sueña






Caen tus ojos agotados de ser,
los testigos de tantas sorpresas,
ventanas sabias que decides cerrar,
a las luces de fieras tormentas...

Sueña, cuéntame historias de almohada,
juega, mientras te dejas llevar,
buscas en la oscuridad,
aún tienes un sitio donde echarte a soñar...

Entran nerviosos por la puerta de atrás,
cuando al aire se le oye silbar,
van disfrazados para el gran carnaval,
esa fiesta que dan en tú honor...

Juegan acariciando tu espalda
sueña sobre ese cálido mar
si aún pudieras elegir ¿cuál de entre tus sueños soñarías por mí?
el deseo que jamás cumpliste...

Si aún tienes un sitio donde echarte a soñar...

Sueña, cuéntame historias de almohada,
juega, mientras te dejas llevar,
buscas en la oscuridad,
¿cuál de entre tus sueños soñarías por mí?
el deseo que jamás cumpliste...


Si aún tienes un sitio donde echarte a soñar...

Caen tus ojos y un instante después
en tus sueños has vuelto a nacer...

Si te dicen que caí


Dreamcatcher


◘•◘•◘



Que el camino salga a tu encuentro. Que el viento siempre esté detrás de ti y la lluvia caiga suave sobre tus campos. Y hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te sostenga suavemente en la palma de su mano. Que vivas por el tiempo que tú quieras, y que siempre quieras vivir plenamente.

Recuerda siempre olvidar las cosas que te entristecieron, pero nunca olvides recordar aquellas que te alegraron. Recuerda siempre olvidar a los amigos que resultaron falsos, pero nunca olvides recordar a aquellos que permanecieron fieles. Recuerda siempre olvidar los problemas que ya pasaron, pero nunca olvides recordar las bendiciones de cada día. Que el día más triste de tu futuro no sea peor que el día más feliz de tu pasado.

Que nunca caiga el techo encima de ti y que los amigos reunidos debajo de él nunca se vayan. Que siempre tengas palabras cálidas en un anochecer frío, una luna llena en una noche oscura, y que el camino siempre se abra a tu puerta.
Que vivas cien años, con un año extra para arrepentirte. Que el Señor te guarde en su mano, y no apriete mucho su puño. Que tus vecinos te respeten, los problemas te abandonen, los ángeles te protejan, y el cielo te acoja. Y que la fortuna de las colinas irlandesas te abrace.

Que las bendiciones de San Patricio te contemplen. Que tus bolsillos estén pesados y tu corazón ligero. Que la buena suerte te persiga, y cada día y cada noche tengas muros contra el viento, un techo para la lluvia, bebidas junto al fuego, risas para que te consuelen aquellos a quienes amas, y que se colme tu corazón con todo lo que desees. Que Dios esté contigo y te bendiga, que veas a los hijos de tus hijos, que el infortunio te sea breve y te deje rico en bendiciones. Que no conozcas nada más que la felicidad. Desde este día en adelante, que Dios te conceda muchos años de vida, de seguro Él sabe que la tierra no tiene suficientes ángeles.


*****

 


Mis no 15 min.


Puedo asegurarte que moví todos mis contactos pero no pude hacer que “Juazz” te lo recitara, entonces dije quizás no le disguste escuchar este fragmento de Rayuela en la mismísima voz de Cortázar...

Sorprenderte a vos es tan tan difícil más cuando se carece de originalidad… Si fuera original te enviaría una tarjeta que diría algo así...

“Te espero en la cumbre del Aconcagua… ¡no faltes¡… Azul.

¡aja! … por compartir un metro cuadrado con tu amistad olvidaría mi vértigo y escalaría sin una sola queja, seguramente llegaría tarde y no por esa maniática costumbre de hacerlo sino por no saber el oficio de escalar, el frío sería tan insignificante más cuando se tiene mucho porque brindar y ahí en entre tanto silencio entre nuestros ecos nos despojaríamos de todo aquello que ahora se ve tan pequeño, todos esos arrogantes malestares que se quedaron en el camino solo serían un gran peso menos. Lo único que no haríamos es cantar, eso sería la causa de una gran y devastadora avalancha, a mi gusto prefiero bajar como subí, con mis dos pies y no a de 100 km. por hora…

La originalidad no es una de mis virtudes es por ello que solo tenés que conformarte con un pedido público para que seas mi amiga por siempre y para siempre…

Gracias por ese 2 de febrero y sus fraccionados quince minutos …

Te quiero muchooo (L) .. de AzuL /ohhhhhh/

XXIII


¡No te rindas!



No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.

Porque no estás solo, porque yo te quiero...

Mario Benedetti

♥♦♣♠♥